15 de marzo de 2012

Maldito

Ya no soportaba su mirada perenne de pirata, su pose desafiante, su arrogancia, su despliegue de superioridad ante mí después de cada intento fallido.

Hundí con furia mi arma, dejé al descubierto sus entrañas, removí sus vísceras con vehemencia y me dejé empapar por su humedad caliente y pegajosa. Quedé exhausta, exhausta y decepcionada.
El Ulises de Joyce todavía era demasiado para mí.

Fotografía: Tom Ruddock

2 comentarios:

  1. Yo confieso que tuve que acudir a una de las "Guías para leer el Ulises" y al final resultó una lectura genial. Desde entonces amo a Molly Bloom.

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  2. Tendré que hacer lo mismo. Gracias por tu visita. Un beso, Bern.

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