Naturaleza inconsistente
Qué hermosa tarde de verano.
Las virutas de chocolate fueron las primeras en perder la trabazón, luego se disgregó la vainilla y aunque la fresa aguantó numantinamente diez segundos más, finalmente todos nos perdimos gota a gota por la alcantarilla, tan sólo un minuto después de que el maldito niño nos estrellara contra el suelo.
Aquella tarde fue tórrida como ninguna.
Imagen: Lightkeeper para Dreamstime
Magníficos la apertura y el cierre, bien separados del texto principal para apreciar el cambio en la visión del mundo de estos apetitosos personajes que podríamos ser nosotros mismos. Así es la vida, a veces algo que se vislumbra prometedor se torna en la mayor de nuestras desgracias.
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