El devorador de libros
Su adicción a los libros ha llegado demasiado lejos.
Anoche no se dio descanso, uno tras otro engulló buena parte de los libros de su extensa biblioteca, decenas de ellos quizás. Llegó a ser un caos, los ejemplares iban y venían a lo largo y ancho del salón sin orden ni concierto mientras los estantes recuperaban holgura.
La escena era dantesca cuando llegó la asistenta esta mañana. Restos literarios esparcidos por todas partes, el señor desmoronado sobre la alfombra, panza arriba, con los botones de la camisa a punto de estallar y un fragmento de Crimen y Castigo intentado escapar de su boca entre resuello y resuello.
No hay duda. Su adicción a los libros ha llegado demasiado lejos.
Imagen: Noche. Joan Miró
Mira , tu relato y el mío tenían en comun la dieta de libros¡¡
ResponderEliminarMe encanta, ahora más que cuando lo leí por primera vez.
Besos¡¡
Pobre hombre, si es que la elegancia está en la mesura, ¿verdad? Seguro que la indigestión total le dio cuando terminó el Ulisses de Joyce, ¡niña, yo no he sido capaz de pasar de la página dos, qué libro!
ResponderEliminar¿Te he dicho ya que tu bitácora es preciosa?
Un beso grande
No es mala dieta, ¿no te parece?
ResponderEliminarA mí también me pasa. Casi siempre me gustan más relatos cuando los leo fuera.
Por cierto, me encantó conocer a Alfredo. Cómo escribe ese hombre. Un besazo.
Jaja, Laura, empezaba a acomplejarme. Tres veces he intentado leer el Ulises. Y que nada. Besos.
ResponderEliminarQuerida Frida, me encantó el texto.
ResponderEliminarBien escrito, original y terminar con un fragmento de Crimen y Castigo en la boca me pareció magistral. Menuda imagen, Enhorabuena.
Besos y un fuerte abrazo.
Gracias, Atxia. Me encanta tenerte por aquí, ya lo sabes.
ResponderEliminarUn besazo.
Mi voto en un gozo...y sin embargo no fue, aquella vez, suficiente. Pero me pareció tan original, tan bueno. Como, prácticamente todo lo tuyo, compañera. Voy a empezar a seguir asiduamente tu blog. Tienes razón, las cosas enmarcadas se ven mejor. Es cuestión de color también. En tu caso, el rosa ayuda a sonreír, aunque, a veces, sirva de fondo de contraste. Un beso, Frida.
ResponderEliminarUna bella bitácora donde devorar lo bien escrito.
ResponderEliminarMe gusta este lugar.
Saludos.
Emilio, maestro, qué bueno verte por aquí. Gracias, siempre.
ResponderEliminarGracias, Lara. Bienvenida, es un placer abrir las puertas de mi casa a los nuevos amigos.
ResponderEliminarAhora habrá que determinar qué libros son bajos en calorías y qué constituye, al respecto, una dieta sana. leerte a ti siempre lo es, Lidia. Un saludo
ResponderEliminarHombre, Rit, qué sorpresa. Qué bien que hayas venido.
ResponderEliminarEl papel resulta algo indigesto, más si la tinta que lo adorna es muy densa, pero es a la vez alimento imprescindible, así es que sí, para reponer el estómago después de un empacho de libros, no hay nada como un paseo por los blogs de los amigos ;-)
Mil gracias por tu visita.
Besos
Me encanta el relato y, también, el gatito ese tan mono que tienes abajo, Frida. ;-D
ResponderEliminarUn beso, linda.
Gracias, Lee. El gato gusta, así es que voy a poner el código en el grupo nuevo de Rit. Un besazo.
ResponderEliminarSeñorita... ¿para cuándo otra entrada???? ya le vale a usted ...
ResponderEliminarBesos de sábado..