Cosas del destino
Hacía tiempo que su carne no era firme y el color de su piel
había pasado del dorado al marrón de la senectud. Anunciadas las ofertas en la
sección de frutería, se sintió seguro, libre de un final incierto. Sabía que no
acabaría sus días en la mochila de un infante saltarín, o engullido en forma de
papilla por un inconsciente bebé. No contó con que una avalancha de manos
revolviera el cajón de plátanos hasta hacerlo caer al suelo. No tuvo tiempo de más,
una sombra siniestra se cernió sobre él.
Lo siguiente que percibió fue un viscoso chof.
Ilustración: Roque López
Ilustración: Roque López
¡Muy bueno, Frida!
ResponderEliminarUn abrazo.
pobre, creo que le pisaron e hicieron pure pero para nadie.Una entrada fresca y fantástica como todas las que tengo el gusto de leer aquí.Bss
ResponderEliminar¡Qué original, Frida!
ResponderEliminarEstá superbien escrito, por cierto. Eres una maga de las palabras, que lo sepas.
Está precioso el blog, no me canso de decírtelo.
Un beso enorme
Laura
Oro parece, plata no es... :D
ResponderEliminarMuchas gracias, compañeras. Sois lo más de lo más. Besos para las tres.
Me ha gustado Frida, me voy a perder más por tu humilde casa. Besitos
ResponderEliminarHola cielo, vengo a dejarte un nuevo premio. lo tienes en mi blog.Bss
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